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ANAMURI celebra sus 25 años de unidad y lucha junto a las mujeres del campo.

Actualizado: 19 jun 2023

Compartimos


discurso de la compañera Alicia Muñoz Toledo presidenta de ANAMURI.



Queridas y queridos compañeros, hermanas, hermanos, amigos y amigas: Bienvenidas y bienvenidos a esta celebración en medio del quehacer cotidiano de ANAMURI y las muchas tareas que a diario desarrollamos para enfrentar los retos que nuestra misión como organización nos exige.


Tenemos la alegría de recibir a las mujeres de nuestra organización, a amigos, aliados y autoridades


, para celebrar un año más de vida y de luchas. ¡Ni más ni meno


s que un cuarto de siglo!


Hoy levantamos con fuerza las banderas de lucha que compartimos con las organizaciones y movimientos aliados, para decirle al mundo que la agricultura campesina no ha muerto ni morirá, que nuestras luchas siguen adelante y no decaerán.


Somos parte de los movimientos que con fuerza y decisión trabajamos por construir alternativas al neoliberalismo. Es un desafío inmenso, pero no nos asusta, sólo nos dice que debemos esforzarnos aún más.




Nacimos inmersas en la lucha de los campesinos y campesinas y de los pueblos originarios de América Latina, como parte de procesos de unidad y convergencia para buscar y proponer caminos que nos lleven a la creación de nuevas relaciones sociales, anti-mercantilistas, anti patriarcales, anti racistas, solidarias y justas.


La unidad y la solidaridad son y serán parte fundamental de nuestro camino. Por ello, seguiremos trabajando por fortalecer la Coordinadora Latinoamericana de las Organizaciones del Campo, la Vía Campesina y nuestra Coordinadora Campesina 28 de Julio.


Sabemos que sólo entre todas y todos podremos superar las condiciones de explotación que vivimos en las empresas forestales, en las salmoneras, en las agroexportadoras, y en el mundo del trabajo en general. Es una tarea urgente, porque no superarlas significa prolongar la opresión y el sufrimiento. Tenemos que ampliar las alianzas hacia otros movimientos populares, de mujeres, de trabajadoras y trabajadores, jóvenes, pobladores, estudiantes y profesionales comprometidos, porque nuestros sueños y miradas de futuro surgen desde el campo, pero son una propuesta para toda la sociedad.


Luchamos contra los antivalores que impone el neoliberalismo, rescatando nuestra cultura, valorizando el saber y la ciencia de nuestros sabios y sabias, defendiendo nuestras semillas, la biodiversidad y la vida campesina, porque los seres humanos somos naturaleza y, como tal, vivimos de ella y somos parte de ella.


Seguiremos trabajando para que los aportes a la producción y al cuidado de las mujeres del campo, de las temporeras y de las trabajadoras de la tierra y el mar sean reconocidos en toda su extensión y reciban el apoyo necesario.


Somos parte imprescindible de la producción, de la reproducción y de quienes resistimos en la tierra. Somos las encargadas del cuidado cariñoso de los niños, los ancianos, los enfermos, al mismo tiempo que debemos cuidar nuestros cultivos y nuestros animales.


Somos las que mantenemos los saberes, las tradiciones, las semillas, nuestras comidas, nuestras formas de procesar, cuidando el alimento para todo el año.


Estamos en los grandes packings, en la cosecha a pleno sol, trabajando jornadas interminables. Fuimos históricamente las creadoras de la agricultura y hoy somos quienes mantienen su esencia campesina. El reconocimiento que demandamos es el que nos asiste en derecho.


No renunciamos ni renunciaremos al derecho que nos asiste a la tierra y el agua, y a todas las garantías necesarias para hacer del campo un lugar de vida digna y justa, un lugar para el buen vivir, donde garanticemos la producción y el cuidado de la naturaleza.


Por eso tampoco renunciaremos a resistir las políticas, programas y procesos que destruyen el campo, como el monocultivo forestal y frutícola, la invasión urbana y la destrucción de nuestros mares.


Al mismo tiempo, seguiremos luchando por el pleno respeto de los derechos laborales de las mujeres temporeras y asalariadas de la agricultura y de las mujeres trabajadoras del mar, que hoy enfrentan las peores condiciones laborales y salariales.


Hemos avanzado en la construcción del Sindicato Nacional de Asalariadas del Mar y de la Tierra, para ejercer nuestro derecho a la organización y desde allí impulsar la recuperación y ampliación de los derechos que nos han negado los últimos 50 años.


Es imposible mirar hoy el trabajo en el campo sin mirar la migración y las condiciones de vida de las y los migrantes. Nuestro primer pensamiento es de solidaridad con quienes se han sentido obligados a abandonar sus países tras la ilusión de mejores oportunidades de vida. Aquí han debido aceptar condiciones de vida y trabajo indignas y están siendo utilizados por el empresariado para destruir aún más nuestros derechos y rebajar nuestros salarios.


El desafío que tenemos por delante es incorporar a las y los migrantes a nuestras luchas sindicales y por los derechos sociales. Hacer conciencia que todos somos pueblo y como pueblo debemos permanecer y luchar unidos.


Levantamos nuestras banderas del feminismo campesino y popular, porque no lograremos una sociedad mejor si las mujeres no nos liberamos de toda forma de violencia, discriminación y explotación.


Nuestro feminismo tiene una identidad de clase, es una mirada desde las mujeres campesinas, indígenas, afrochilenas y de los sectores populares. No queremos simplemente mejorar nuestra condición, queremos transitar hacia una sociedad mejor, una sociedad de iguales, donde nuestro trabajo esté plenamente valorado y reconocido, donde la violencia, la opresión y la explotación de las personas y de la Naturaleza sea sólo un mal recuerdo


Por eso, nosotras, las primeras agricultoras de la tierra, las descubridoras de las semillas, defendemos nuestros derechos a ser personas soberanas, a construir pueblos y comunidades soberanas, a defender la soberanía alimentaria y la agroecología como fuente de dignidad, identidad, vida y salud para nosotras y nosotros, nuestras familias y comunidades y también para toda la sociedad.


Hoy podemos decir con orgullo que luego de 25 años de debate y movilización, logramos que la soberanía alimentaria no sólo sea nuestra propuesta, sino una demanda compartida por amplios sectores sociales, llegando por primera vez a los debates constitucionales, parlamentarios y gubernamentales.


Nuestro trabajo, sin embargo, no ha acabado, ya que junto con los avances también vemos procesos que buscan reducir la soberanía alimentaria a apenas una seguridad alimentaria frágil e insostenible, incluso ignorando el fundamental derecho a la alimentación.


También enfrentamos otras amenazas graves a nuestra soberanía como pueblo. Durante años nos movilizamos e informamos a la opinión pública sobre los peligros y agresiones provenientes del TPP-11 en contra de la agricultura campesina e indígena, contra nuestras semillas y los derechos fundamentales como la alimentación, la salud y los derechos laborales, contra la Madre Naturaleza y contra nuestro derecho a ser un país soberano que proteja a sus habitantes de hoy y de mañana.


La ratificación del TPP-11 y de nuevos tratados comerciales abre una etapa de mayor concentración y explotación que enfrentaremos creando conciencia sobre la necesidad de impedir los abusos del comercio internacional y de la inversión extranjera.


Tenemos una especial preocupación por la nueva ofensiva para profundizar la privatización de las semillas. La movilización social detuvo en 2013 la ofensiva privatizadora, pero hoy resurge de forma agresiva. ANAMURI se opone de forma tajante a cualquier ataque a nuestro derecho histórico y fundamental al libre uso, intercambio y reproducción de las semillas y volveremos a movilizarnos con fuerza y unidad para impedir nuevas agresiones.


Para avanzar hacia esa sociedad que queremos, son muchas las urgencias y exigencias que hoy debemos asumir con nuevas fuerzas.


Una de ellas, sin lugar a dudas, es el proceso constitucional. Junto a nuestros aliados logramos elaborar una propuesta amplia y profunda que en gran medida fue incluida en la propuesta popular de una nueva Constitución. Por primera vez en la historia de nuestro país se reconoció el papel central de la agricultura campesina e indígena y de la pesca artesanal en garantizar el derecho a la alimentación para todas y todos, así como el deber del Estado de apoyarla. Igualmente, reconoció nuestro derecho a la semillas y la obligación de todas y todos de proteger la función social de la tierra.


Nada de eso se ve en la nueva propuesta constitucional, pero ello no significa el fin de nuestras propuestas y demandas. Por el contrario, hoy estamos comprometidas a que no renunciaremos, sino que seguiremos haciendo conciencia, organizando, uniendo fuerzas y movilizándonos hasta que todas ellas pasen a ser parte de una Constitución que realmente abra el camino a un Chile digno y justo, con un Estado efectivamente social y democrático de derecho.


Desde octubre del año pasado estamos desarrollando nuestro Tercer Congreso Programático. Tenemos como tarea evaluar nuestro trabajo, entender el momento político y social que vivimos, identificar más detalladamente nuestras demandas y necesidades y planificar nuestros próximos siete años de trabajo y movilización.


Los desafíos y problemas de la situación política que vivimos son parte central de los debates y construcción de propuestas que estamos trabajando en el Congreso.


Una tarea central ha sido definir cómo fortaleceremos nuestra organización y nuestro accionar. Décadas de despolitización, de medios de comunicación en manos de una derecha agresiva y anti-democrática, de avance del crimen organizado y de la corrupción alimentada desde los grandes poderes económicos, unidos a un trabajo de base insuficiente y discontinuo, han debilitado nuestras organizaciones.


Al mismo tiempo, han fortalecido una derecha soberbia, vengativa, golpista, que desconoce los crímenes de la dictadura y busca mantener los privilegios y abusos de sectores minúsculos.


Nuestra tarea central será fortalecer las organizaciones, la movilización, la unidad, el debate político que desarrolle propuestas y denuncie a quienes justifiquen las dictaduras, los crímenes del dictador, la injusticia y la represión.


Queremos construir un Chile democrático, libre de corrupción y abuso de poder, donde nuestras voces no sean silenciadas, nuestros derechos sean garantizados, donde la política cumpla su papel de definir entre todos qué sociedad queremos, donde los pueblos del campo podamos seguir siendo pueblos del campo que garantizamos la alimentación y los bienes de la Naturaleza para todas y todos, para las generaciones actuales y futuras.


Compañeras, compañeros, hermanas, hermanos, amigos y amigas nuestras, esta celebración es una doble invitación.


Primero, no olvidemos nuestro camino, nuestros triunfos y nuestros dolores, nuestras luchas, nuestros muertos. Veamos en ellos inspiración y fuerza.


Al mismo tiempo, renovemos en momentos como éste nuestro compromiso por continuar la lucha. No son fáciles los momentos que vivimos, pero está en nuestras manos reforzar el trabajo de base, la organización a lo largo y ancho del país, el debate fraterno y honesto, para construir el movimiento campesino, indígena y popular que los tiempos nos exigen.


"SIN MIEDO, CON CONVICCIÓN Y ESPERANZA

CONEVRTIMOS NUESTROS SUEÑOS EN ACCIÓN"


ANAMURI






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ANAMURI

Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas

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